El circo y los mas peques...

“Paloma yo vine a verte bailar” –Dijo Simón al ver a la acróbata, malabarista  y bailarina del Circo Rukuka cuando esta se preparaba para el clásico de Plaza Azcuenaga en la ciudad de La Plata.



Al iniciar el show ya estábamos sentados en la segunda fila, pero antes de iniciar la artista protagonista refirió la situación antes comentaba, a lo que Simón levanto su mano. Ella se acercó y lo saludo. A esta altura de los acontecimientos ya intuía que luego me haría participar a mí de alguno de los números, eso era inevitable.

Así efectivamente sucedió, momentos más tardes estaba al frente de todo el público presente dispuesto a que Paloma se pare encima de mis hombros en un número de acrobacia. Si si, en ese momento me temblaban las patitas y hoy ya habiendo pasado casi un día, todavía tengo toda contracturada la espalda.

Pero lo importante y con lo que prefiero quedarme es con el hermoso momento que Simón paso esa tarde, las risas generadas por este par de artistas a todos los que tuvimos la fortuna de estar allí presentes fue inmensamente retribuida con aplausos.

El circo contribuye a que los niños y niñas exploren  su expresión corporal mediante el baile, las acrobacias y el malabarismo, que a su vez contribuye a que los niños puedan desarrollar su equilibrio, flexibilidad, musculación, como asi también otras herramientas relacionadas con las habilidades sociales y el trabajo en equipo por ejemplo.

La ilusión, la creatividad, el humor,  los colores, la música crean un inmejorable marco de alegría para la familia entera.

Por ultimo siempre es buena la ocasión para valorar el trabajo que hacen cientos de miles de artistas independientes cada día, cada tarde, en cada plaza o espacio público con la finalidad primaria de hacer reír al prójimo, e irradiar felicidad a una sociedad que sangra constantemente por sus heridas.

Por eso, mientras exista un niño, el circo no morirá jamás.

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