El ajedrez y los niños

El ajedrez es un juego, se juega de a dos, por cuanto uno gana y consecuentemente el otro pierde, aunque en el ajedrez educativo ganar no será el objetivo sino la tarea creativa.  Es importante no perder de vista esto, porque el nivel de frustración puede ser tal que el niño/a quiera no volver a jugar este magnífico juego y eso es lo que no debe pasar.
Los niños poseen un sentido bien marcado de la observación, esto es que mayormente aprenden mirando. Por lo general nuestros hijos nos observan más de lo que nos oyen.
Entre los beneficios del ajedrez en los primeros años podemos resaltar algunos y que a grueso modo sobresalen la formación del carácter, la capacidad intelectual y la integración social. Los niños mejoran su capacidad para resolver problemas, tanto como sus habilidades lectoras, de lenguaje, matemáticas y memorísticas, al mismo tiempo que desarrollan un pensamiento creativo y original, aprenden a tomar decisiones más precisas y rápidas bajo presión, aumentan el rendimiento escolar, aprenden a elegir mejor entre varias opciones, se concentran mejor. Ayuda a prevenir el alzheimer, mejora la creatividad, la disciplina, la autoestima y la confianza.
 Otra contribución importante del ajedrez es la mejora de las habilidades de lectura tal como ha probado el Dr. Stuart Margulies partiendo de su hipótesis de que el ajedrez desarrolla las habilidades cognitivas y de atención.
Ayuda, como antes mencionaba, a resolver problemas, en menor cantidad de tiempo. Esto sin ir más lejos bien podría ser una definición de “inteligencia”. Varios son los estudios realizados y extensa la lista de beneficios del ajedrez en niños, y no es propósito de este articulo hacer una recopilación taxativa de las mismas sino simplemente que procurar a que acompañes a los mas peques de tu familia para que lo descubran (y fundamentalmente disfruten) de sus bondades.
Desde muy pequeños los niños pueden empezar a jugar ajedrez. Lo harán de modo muy progresivo. Por ejemplo con niños de 2 años se puede empezar haciendo torres con las piezas, invitando a la reina a dar un hermoso paseo en el caballo, jugar una carrera de peones, haciendo sorteos de piezas, y cuanto se te ocurra para un primer contacto con el tablero y sus fichas.
Ya con 3 o 4 años, se puede empezar a indagar en las reglas y hasta jugar las primeras partidas, hay que ser ingeniosos para no abusar de la atención de los niños, por ejemplo adicionando algunas técnicas. Algunas de ellas puede ser sustituir alguna ficha con chocolate blanco o negro, (entonces al comer esa ficha en el juego corresponderá que haga lo mismo con el chocolate), sumar ejercicio físico por ejemplo, vuelta a la mesa por cada peón que le es comido, dos por la torre, tres por el alfil, etc. Es fundamental que sea en un clima de distención y alegría. Ellos no solo aprenden a jugar sino a ganar y perder.
 Ya con 7 u 8 años hay ya predominio de operaciones concretas, porque son capaces de pensar en forma lógica. Salvo en un nivel muy avanzado para estas actividades mentales que llevan a cabo están vinculadas a objetos y situaciones que necesitan ver y tocar, ya que aun presentan dificultades para la abstracción, por lo tanto necesitan para un mejor aprendizaje la imagen, por ejemplo ver el tablero y las piezas para resolver situaciones  que se encuentran a más de una jugada a distancia.
Este es un período que se caracteriza por la curiosidad, preguntan constantemente el por qué y para que de las cosas, ya no se conforman con respuestas tranquilizadoras, y buscan también el conocimiento de los procesos desarmando y armando lo que ven.
Si leíste hasta acá, entonces no dudes más y ponle a mano un ajedrez a los niños de tu familia.

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