Reflexion sobre la violencia de genero


Ciclo des-virtuoso de la violencia - Fases
La primera de las fases del ciclo de violencia de género, indefectiblemente es la etapa donde el enojo se va acumulando, ya sea con la futura víctima de violencia o con otros aspectos de su vida, sea con su presente o también con aspectos de su pasado irresuelto e imposible de ser soltado. En esta aparecen las tensiones o conflictos de pareja, cambios repentinos de ánimo sin motivo aparente. No solo eso sino que se comienza a sentar las bases de una nociva forma de relacionarse. Las mujeres habitualmente tratan de “no hacer enojar” a los hombres, justificando en vaya a saber que esas desatinadas conductas. El miedo comienza a calar en la personalidad de las ya confundidas victimas, aunque en general aun no se animan a pedir ayuda. 
La segunda de las fases, es la de violencia en sí. Podrá esta desmembrarse en distintos estadios, donde el violento comienza a ubicarse en una posición dominante, marcando con cuestiones casi banales cual es el sexo fuerte y cual el débil (practica patriarcal a desnaturalizar), que la pollerita, que en que gastaste la plata, que eso es cosa de mujeres, que yo prefiero que no trabajes, que mejor quédate con los chicos, que haces mientras yo trabajo, que miras 20 novelas al día, y que se yo que tanto. Violencia psicológica, patrimonial, verbal e inclusive física. Puede adoptar varias formas, todas igualmente desdeñables o reprochables, ninguna menos importante o grave que la otra, no excluyentes una de otra por el contrario suele ser un gran coctel de injusticia que atormenta a las víctimas.  
 La tercera y más perversa o cínica de las etapas es la del arrepentimiento, incluso cuando el mismo es real y no fingido. Realmente toma conciencia de lo acontecido y aunque no reconozca como tal la gravedad de lo que hizo, tratando de pormenorizar el suceso. Pide perdón, solo por el insulto o la violencia física de la noche anterior, no de todo el camino transcurrido para llegar a eso. Luego de los actos de violencia en cualquiera de sus formas, viene siempre el arrepentimiento, comúnmente conocido como “luna de miel” que no es más que un reconocimiento de que el horno no está para bollos, mejor ahora recular en chancletas. Nada garantiza que los episodios no puedan volver a repetirse y esta justamente es la razón por la que se denomina ciclo de violencia de género. Es parte de la remada para no dejar a la victima tomar libre y conscientemente la decisión de poder apartarse o alejarse de la situación de violencia.


Suelen los violentos tener una doble personalidad, de modo que son de una manera en la intimidad, infundando miedo en la victima por un lado y por el otro se comportan como personas de bien ante su entorno –principalmente el entorno de las victimas-.
Como se toma la decisión de dejar a una persona cuando te espera a la salida del trabajo con bombones? Toda la comprensión y el amor que antes escaseaba ahora parece revalsar por abundante, aun cuando la víctima le mantenga distancia. Es para tanto? (le pregunta él con lagrimas en los ojos) Te juro que no volverá a pasar, mails, mensajes en cantidades industriales, más regalos y libertades en todas sus máximas expresiones. En efecto, se deja a este ultimo? o al violento de solo días atrás? 
No olvidemos que la victima siempre está en una situación de vulnerabilidad, siempre. Porque no hubiera sido posible llegar a una situación de repetitivos actos de violencia (en cualquiera de sus formas) si la victima hubiera sido capaz de defenderse, de haber marcado la cancha sobre los límites que necesariamente debe cumplir en tanto quiera pasar los días con ella. Ante los primeros síntomas o indicadores del tema en análisis, la tolerancia debe ser cero. Por el contrario, si se deja pasar, luego el miedo y la confusión hacen su juego condicionando de esa forma la toma de decisiones.

Ahora quiero referirme a algo que tiene fundamental importancia, sino la raíz o foco de esta problemática actual que lejos de ser una cuestión abstracta en muchos casos puede arruinar la vida de familias enteras. Me refiero a la desnaturalización de prácticas patriarcales, las que terminan siendo el alimento mismo para la violencia de género. 
Es ahí donde se debe trabajar, primero en identificar esas prácticas machistas, ocultas (naturalizadas) y que por tanto muchas veces llevamos a cabo inconscientemente osea sin darnos cuenta.
Debemos –esta es la invitación-, hombres y mujeres de estos tiempos re-pensarnos, des-naturalizar todo aquello que conforma el famoso “orden de lo establecido”. Todo es todo, desde lo más profundo a lo más superficial, todo lo conocido y vivenciado por más encarnado que tengamos puede ser repensado y en su caso reivindicado.
Padres comprometidos con el ejercicio de una paternidad consciente, en todos sus alcances, no solo apuntado a un normal y satisfactorio proceso de desarrollo físico, psíquico y espiritual sino como una inmejorable oportunidad para trabajar justamente en la desnaturalización de las prácticas objeto de este análisis.
Si hablamos de “cambiar” hábitos o costumbres, de por sí, se sobrentiende de la complejidad del desafío, dado que estos los hacemos carne de tal manera que resulta harto difícil justamente porque estamos acostumbrados, porque siempre lo hicimos así y porque siempre nos resistimos al cambio.
Pero una alternativa, para hacerlo de una manera gradual y más eficaz es trabajar con nuestros hijos desde la temprana edad, los que por cierto, en muchos casos aun no tienen incorporado las practicas a corregir. Vale aquí recordar que ningún niño/a nace machista (ni chorro). Pero, como hacemos? Creería que lo primero es identificar que es lo que creemos nocivo, para luego trabajar en su desmenuzamiento ante los ojos de nuestros hijos, que con mucho asombro y atención, naturalmente, observan y oyen todo cuanto dicen y hacen  sus padres. 
Quien pudiera, obvio que sería lo más conveniente, es identificar estas prácticas y desterrarlas así sin más, ósea inmediatamente. Pero otra opción es entender que estas prácticas las hemos aprehendido y aprendido de nuestros padres y la sociedad en general con el paso de los años, debemos ahora plantearnos o proponernos realizar el camino inverso (también con el paso del tiempo) y aquí el valor fundamental que recobran las nuevas generaciones. Mi hijo quizás no me vea lavar platos, lavar ropa, planchar y limpiar el baño de igual a igual, por un 50%, que es lo que corresponde y sin hacerme el distraído lo afirmo, pero es importante que al menos me vea, que el crezca en un ambiente donde sea natural que papá también atienda los quehaceres de la casa o la atención de las necesidades de los niños sin que recaigan estas exclusivamente sobre las mujeres. Esta deconstrucción, al paso de algunas generaciones posibilitaría que mujeres y hombres logremos la mentada igualdad de género.
Yo quiero avanzar por esa línea, pedí ayuda (y me dijeron… bueno empezá por acomodar tu ropa), el desafío es grande y ambicioso por cuanto los resultados serán  productivos y duraderos. Espero ver algún día los resultados en mi hijo.
La importancia de repensar como jugar con nuestros hijos o hijas es parte de lo mismo, si ellos quieren jugar con pelotas, maquinas de coser, robots, cocinas, muñecas o los que sea, indistintamente del sexo que ellos tengan más que su propio interés, no solo debemos dejarlos. No pueden ellos postergar sus gustos por los miedos personales de los adultos. Somos nosotros quienes pensamos como nos mirara el resto de la sociedad y no ellos. Es mas, debemos jugar con ellos. 
Los juguetes son unisex y lentamente la industria del juguete va incorporando dichas premisas a sus líneas de fabricación, porque se va generando esta nueva demanda. El nuevo despertar de la conciencia humana exige también un cambio en este sentido, así también se despatriarquiza, esto repercutirá directamente en la violencia de género de la que tanto se habla en nuestros días.
Es un gran error pensar que es natural algo que es aprendido. Crecimos escuchando que el rosa es de nena y el azul de nene, que barbys, que el futbol, que la que limpia es mama y el que lava el auto es papá… Ya fue… como se dice hoy entre los pibes, debemos primero que nada comprender la profundidad del cambio, dejar de creerlo, pensar e incorporarlo a nuestra manera de ser, luego desterrar estas expresiones para, finalmente, volcarnos de lleno al campo de la acción. Porque en ese orden? Porque siempre el pensamiento (en algún lugar o momento) toma forma. Si uno dice eso es de nene, eso es de nena, lo que voy a estar logrando, seguramente, es que en algún momento en algún lugar un niño o niña sea señalado y atormentado por sus semejantes por ser diferente. Si todos en definitiva somos diferentes, entonces… Si todos somos diferentes, nadie lo es…
Todo esto no es más que educar a nuestros hijos en  el respeto, la diversidad y el amor y si queremos que nuestros así se manejen para con los demás de esa manera, primero tenemos que dirigirnos de esa manera hacia ellos.
Es, la violencia de género, una cuestión social con superlativa importancia que dá para mucho mas largo, que no puede esperar más. No hay mágicas soluciones y ni las va a haber jamás, por cuanto no queda otro elemental remedio que empezar a replantearnos –hombres y mujeres- lo verdaderamente importante, que es como somos y como debemos SER.