Seguridad vs (in)seguridad

Lamentablemente en los días que corren tenemos quien parecería estar interesado en hacer confrontar dos grupos de la sociedad, por querer hacer notar una especie de caos social, quién sabe si no hay también metido algún dirigente y/o referente de algún partido político, que cualquiera fuere, se trataría de una actitud reprochable mas si es analizado desde la óptica de intentar capitalizar políticamente algo a costa de quienes ni dignidad prácticamente tienen.
Por un lado los "vecinos" (en referencia a los vecinos de Lugano, extensible a cualquier otro) que casualmente en muchos casos se trata de gente que años atrás tampoco tenía acceso entre otras cosas a una vivienda. Pero este punto que acabo de mencionar no sería el común denominador de este número abultado de personas, sino que entiendo son todas víctimas de los grandes grupos hegemónicos de comunicación, que con claras e insistentes campañas de siembra de pánico hacen sentir en la gente una sensación de inseguridad tal, que al no poder desentrañar tal cuestión solo se remiten a pedir más seguridad, mas presencia policial en las calles, penas duras, bajar la edad de imputabilidad, criminalizar más aún al pobre y hasta con claros vestigios de injustificada xenofobia.
El debate que como sociedad nos estamos debiendo es de cómo hacemos para incluir a los que menos tienen, de brindar mediante un estado de bienestar políticas de acción en beneficio aquellos, así disminuiríamos entre otras variables, el índice de delitos cometidos.
Claramente la discusión de fondo es la que en estos días se está teniendo con respecto el proyecto de Código Contravencional en la Provincia de Buenos Aires, en el cual el Gob. Scioli - en representación de la voluntad de la parte de la sociedad- paradójicamente los que involuntariamente son victimas de la compleja opereta mediática que ronda sobre la (in)seguridad, este proyecto (claramente repudiado en una fantástica audiencia pública en el Senado provincial) tiene como norte “limpiar las calles” otorgando a la policía mas discrecionalidad de la que hoy día tienen o peor, legalizando un accionar que hace tiempo vienen defectuosamente ejerciendo.
Insisto no hemos de errar en el camino escogido ya que es esta una clara cuestión de estado, debemos reconocer, garantizar y promover los derechos casualmente de los sectores que menos voz tienen de cara al poder instituido, implementando por ejemplo en todas sus esferas el nuevo paradigma de protección de derechos de los niños.
No es la forma ni la manera usurpar predios para ser oídos, y no pretendo aquí la justificación del ilícito, sino que tampoco podemos dejar de reconocer que aquellos que tienen derechos (de los más vitales) vulnerados no sean tenidos en cuenta, cuestión esta que no se soluciona con represión, si, rima mediante, con inclusión.
En fin, una sola expresión de deseo para el año entrante es que reine en nuestro territorio y el mundo entero un clima de paz social y que los lazos dentro de toda sociedad siempre sean los de la igualdad, el amor, la integración, la diversidad, la libertad, la tolerancia y el respeto, que no sean estas solo palabras que suenen lindo sino que debemos vedar por impregnar nuestros actos cotidianos con ellos. En los tiempos que corren la aplicación de los valores mencionados vendrían a contrarrestar el poder que tiene el derecho a la propiedad y todo su entorno jurídico y social, logrando una visión del mundo más desmaterializada y por ende un mundo más justo y equitativo.